Esta tarde hacía el paseíllo Curro Díaz en el coso francés de Arles, para iniciar así su feria de Pascua. En esta ocasión, los toros lidiados llevaban el hierro de la ganadería de Dos Hermanas. Poco pudo hacer Curro Díaz frente a su primero, un ejemplar de escasas fuerzas que le obligó a abreviar.
En el quinto toro de la tarde, segundo de su lote, las cosas cambiaron, y el animal permitió a Curro Díaz dibujar excelsos naturales, y ligar una faena, sobre todo, con la mano izquierda, de mucho gusto y calidad, que quedó emborronada con el uso del acero, lo que silenció su actuación.
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