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Naturales de ensueño en La Malagueta

Bueno, ayer no se puede decir que fuera una gran tarde de toros en cuanto a la cantidad, pero yo disfruté. En el primer toro de la tarde pude verle buenos detalles a Curro Díaz, pero cuando de verdad me emocioné fue en el cuarto.

En el cuarto toro, que por el pitón derecho se fue a por el cuerpo del torero en los primeros tanteos de muleta, por el izquierdo nos permitió disfrutar de unos naturales de ensueño, entregado, dejándose llevar. Me gustaría poder describirlos pero es imposible. No soy capaz de hacerlo. Cuando Curro Díaz estaba toreando de esta forma, la plaza se entregó, la plaza rugía, indescriptible.

Antes de culiminar la faena pegó también dos derechazos y unas trincherillas para finalizar que hicieron la delicia de los que estabamos allí.

Comentarios

javier ha dicho que…
Yo también disfruté con esos naturales , redondos y trincherillas; una pena quwe el toro no tuviese mas fuerza.
(eso si, Curro no debió dar la vuelta al ruedo)
saludos
Anónimo ha dicho que…
Odio el verbo disfrutar referido al toreo.

La condesa de Estraza
Marisa ha dicho que…
La espada le privó de la oreja, pero los muletazos que pegó si eran dignos de ella.

Muchas veces, se nos olvida que entre la ovación y la oreja, al torero se le puede premiar con la vuelta al ruedo. Yo creo que fue merecida. Pero para gustos los colores jeje.
Anónimo ha dicho que…
¡Yo, lloré!. Benditas lágrimas...
javier ha dicho que…
Condesa tiene usted razón. Muy mal utilizado el termino.
Marisa ha dicho que…
Pues si, benditas lágrimas. Curro es de los pocos toreros que llegan a entusiasmar así. Y te digo por experiencia, que las pocas veces que he llorado en una plaza ha sido viendo a cosas como las que pudimos ver en malaga.

Teneis razón no es el verbo más opropiado, pido disculpas.
Anónimo ha dicho que…
No te disculpes, Marisa, es un remoquete que entiendo que se nos escape a todos alguna vez. Pero haríamos bien en cuidar el lenguaje. Curro, tío, vamos a rematar la faena y a ponernos arriba, pues se precisan toreros como tú.

La condesa de Estraza