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Fragmentos de Fragancia en Almodóvar

Curro Díaz ha cortado dos orejas esta tarde, una a cada uno de sus oponentes, de la ganadería de de Alcurrucén, en la localidad de Almodóvar del Campo (Ciudad Real). Una tarde que ha estado marcada por ser la última de la temporada ciudadrealeña y con la que culminaba la historia de la plaza portátil de la localidad, que el año que viene contará con una de obra.

Aunque la tarde comenzó complicada, finalmente, conseguimos llegar a la plaza (sí, nos perdimos, pero no fuimos las únicas), esperando poder contemplar una gran tarde de toros, de esas a las que Curro Díaz, nos tiene tan "mal acostumbrados" y que esparcen esa esencia del toreo que sólo algunos privilegiados son capaces de cosechar.

En esta ocasión, no todo pudo rodar a las mil maravillas. Especialmente complicada fue su labor frente al segundo toro de su lote. Las pocas condiciones de su enemigo impidieron que el público que se había concentrado en la plaza, esperando ver al triunfador del pasado año, no pudiera contemplar con profundidad el toreo de capa de Curro Díaz. Con la muleta, fue forjando una labor "pasito a pasito", dosificando las escasas embestidas de su oponente, y consiguiendo muletazos muy buenos, en pequeñas tandas. Lástima, que por el pitón izquierdo, el toro se parase aún más, y transmitiera un gran peligro. Pero ésto no fue un impedimiento para amilanar a Curro Díaz, que puso todo de su parte para transmitir su toreo.

En sus dos toros, el afán por matarlos por derecho, y revalidar el título de la mejor estocada de la feria, que consiguiera el año pasado, le hizo pinchar en todo lo alto, a sus dos astados, como previo para rubricar como merece su obra.

En el primer toro, las cosas fueron de otra manera, desde el inicio de capote, pudimos ver como abrió el compás para dar una verónica y rematarla con una media de cartel de toros. Con la muleta tuvo que basar su labor, también sobre la mano derecha, porque con la izquierda poco se podía hacer, con las sucesivas miradas y paradas del toro. Así, con la diestra consiguió enjaretar buenos muletazos, dos tandas muy ligadas, de profundidad y hondura, y a continuación, llegó la explosión de la plaza, carteles de toros que se sucedían, estábamos contemplando como Curro Díaz, realizaba una obra de arte, conjugando el toro, la muleta y a si mismo, en forma de trincherillas.





Foto: Raquel Montero



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Comentarios

Raquel-Montero ha dicho que…
Vaya si nos perdimos, pero vamos todo era para que conocieras el castillo de Caracuel. Lo hice adrede, ja,ja,ja. Sino por la otra carretera no lo ibas a conocer. Caracuel es una de mis raíces.
Al final llegamos con tiempo suficiente. La pena fue que el sorteo no hubiera favorecido a Curro, que le hubiera tocado aunque sólo fuera uno de los que embistieron. Tu tarrito funcionó a medias.
Anónimo ha dicho que…
Ayer Curro Díaz corto dos orejas a su segundo toro en Morón de la Frontera.
En el primero fue ovacionado.un saludo