Comencemos bien el año, con una bonita estampa, de esas que nos hacen más corto este frío invierno. Una bella imagen, que bien podría ser un antiguo cartel de toros, de esos que anunciaban una feria importante, donde difuminados aparecían toro y torero, en un pase magistral, de esos que se quedan grabados en la mente de quien los contempla, por su belleza y plasticidad. Pasado el gran momento vivido, con la distancia que da la soledad, cuando emanan los sentimientos de la tarde, y el pintor les da forma, creando una imagen, que será el recuerdo de una tarde, una imagen que encerrará en sí el gran misterio de la Tauromaquía, su belleza, su verdad y su pureza. Ojalá, que este año que hoy comienza, podamos paladear estos carteles de toros, cuando volvamos a las plazas, y pensemos que, aunque los carteles evolucionen, si en ellos se anuncia Curro Díaz, en el albero se mantendrá el embrujo de la Tauromaquía, donde Toro y Torero dan forma a la más bella creación. Fotografía: Fernando Mol...