Yo creo que no.
Después del recibo a la verónica del primer toro, creo que más de uno, habíamos sidos invadidos por la felicidad, porque ver cuajar un toro con el capote a Curro Díaz es de un nivel superior. Un recibimiento con temple, cadencia y estética. El problema es que cuando ves eso, piensas que nada puede superarlo, hasta que en el quinto toro de la tarde, Curro Díaz se supera a sí mismo, y lo realizado en el anterior recibimiento. Los carteles de toros se sucedían, mientras que Curro Díaz deslizaba el capote, para dibujar unas verónicas y dos medias de una belleza nunca vista.
Una gran estocada culminó la labor de Curro Díaz frente a su primer ejemplar, en la que hubo algunos pasajes de gran belleza, pero sin poder desplegar su tauromaquia al máximo, ya que el toro, tenía muy poca fuerza y cuando era sometido, perdía las manos.
Hablar de la faena de muleta del segundo toro, es hablar del toreo eterno, mágico, personal, estético, profundo.... que es capaz de desplegar Curro Díaz. Me faltan adjetivos para poder describir lo que hemos visto hoy, ya desde el comienzo pudimos ver unos doblones sensacionales muy toreros, y con ese sello que sólo es capaz de imprimirles Curro Díaz. Así se fue sacando el toro a los medios, y los remató con una trincherilla mágica. Eso sólo fue el principio, después todo fue a más, a mucho más, los muletazos profundos llegaban a todos los que presenciábamos la creación de una obra de arte, sustentada por un toro, un torero y una muleta, que se conjugaban en tandas de naturales, con hondura y que llegaban al alma de los que lo presenciábamos. Tampoco se puede dejar pasar un magnífico pase de pecho, o los remates por abajo, en forma de trincherillas, o los muletazos con la mano derecha...indescriptible todo lo que hemos vivido esta tarde en Baeza. Y por último, otra grandiosa estocada.
Después del recibo a la verónica del primer toro, creo que más de uno, habíamos sidos invadidos por la felicidad, porque ver cuajar un toro con el capote a Curro Díaz es de un nivel superior. Un recibimiento con temple, cadencia y estética. El problema es que cuando ves eso, piensas que nada puede superarlo, hasta que en el quinto toro de la tarde, Curro Díaz se supera a sí mismo, y lo realizado en el anterior recibimiento. Los carteles de toros se sucedían, mientras que Curro Díaz deslizaba el capote, para dibujar unas verónicas y dos medias de una belleza nunca vista.
Una gran estocada culminó la labor de Curro Díaz frente a su primer ejemplar, en la que hubo algunos pasajes de gran belleza, pero sin poder desplegar su tauromaquia al máximo, ya que el toro, tenía muy poca fuerza y cuando era sometido, perdía las manos.
Hablar de la faena de muleta del segundo toro, es hablar del toreo eterno, mágico, personal, estético, profundo.... que es capaz de desplegar Curro Díaz. Me faltan adjetivos para poder describir lo que hemos visto hoy, ya desde el comienzo pudimos ver unos doblones sensacionales muy toreros, y con ese sello que sólo es capaz de imprimirles Curro Díaz. Así se fue sacando el toro a los medios, y los remató con una trincherilla mágica. Eso sólo fue el principio, después todo fue a más, a mucho más, los muletazos profundos llegaban a todos los que presenciábamos la creación de una obra de arte, sustentada por un toro, un torero y una muleta, que se conjugaban en tandas de naturales, con hondura y que llegaban al alma de los que lo presenciábamos. Tampoco se puede dejar pasar un magnífico pase de pecho, o los remates por abajo, en forma de trincherillas, o los muletazos con la mano derecha...indescriptible todo lo que hemos vivido esta tarde en Baeza. Y por último, otra grandiosa estocada.
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