Hoy me "lié la manta a la cabeza" y me vine para Cuenca. Hace años me pareció una feria fantástica y no podía dejar la oportunidad de volver toreando Curro Díaz. Y si os soy sincera, no me defraudaron las expectativas.
Esta tarde se lidiaba una corrida con el hierro de Pallarés y en el lote de Curro Díaz cayó un primer toro que le permitió torear a placer, con tandas tanto con la derecha como con la izquierda. Fueron muletazos cadenciosos, templados, adaptándose al animal que tenía delante, cargados de personalidad y de una belleza máxima. Faena de dos orejas sin lugar a dudas, si la espada hubiese viajado algo más certera. Al final todo quedó en ovación tras petición.
El cuarto fue un toro más complejo, que se paró antes y que no reflejaba la labor realizada ante él. Curro Díaz lo intentó, sacó todo lo que pudo, en una labor de entrega y corazón. Mató de una estocada perfecta que por sí sola hubiese valido la oreja, pero el trofeo quedó reducido, de manera incomprensible, a una ovación tras petición.
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