Ayer Curro Díaz volvía a una plaza en la que ha cosechado innumerables triunfos, la de Almodóvar del Campo (Ciudad Real). Pero, en esta ocasión, el encierro de la ganadería de Torrehandilla y Torreherberos no ofreció ninguna posibilidad de lucimiento. Curro Díaz escuchó dos ovaciones tras la muerte de sus astados como reconocimiento al esfuerzo, voluntad y pundonor.
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