Esta tarde tocaba una de las fechas marcadas en el calendario, el 28 de agosto, tarde en la que Curro Díaz estaba anunciado en Linares. Con el transcurrir de la temporada, había ganas de ver a Curro Díaz, y él no defraudó.
Llegó a la plaza mentalizado, concentrado y responsabilizado. Desde la salida del primero mostró su disposición, y lo intentó todo. Con la muleta destacó con la mano derecha, con series de figura vertical, toreando en redondo, llevando la muleta arrastrada por el albero, de gran belleza y estética. Lo intentó por el izquierdo donde no había ni un pase, y cerró la faena con unas trincherillas sublimes. Mató de una estocada y cortó una oreja, aunque se le pidieron las dos.
En el cuarto llegó lo mejor de la tarde. Con el capote Curro Díaz dejó momentos de calidad a la verónica, y con la muleta lo vió claro desde el primer momento. Cogió la franela y directamente se fue hasta donde se encontraba el de Luis Algarra para ponerse a torear dejando la tanda más rotunda y de más profundidad que hemos visto en la tarde. Fue una magnífica labor, faena compacta, de madurez, acertando siempre en las distancias y los tiempos. Cogió la muleta para torear directamente, en vertical y por abajo, con una belleza sobresaliente, y después siguiente las tandas con la derecha y la izquierda de muletazos de poder y por abajo, salpicados siempre de la estética y plasticidad que caracteriza a Curro Díaz. Tras la estocada, se llevó dos orejas incontestables.
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Opinión y Toros
Llegó a la plaza mentalizado, concentrado y responsabilizado. Desde la salida del primero mostró su disposición, y lo intentó todo. Con la muleta destacó con la mano derecha, con series de figura vertical, toreando en redondo, llevando la muleta arrastrada por el albero, de gran belleza y estética. Lo intentó por el izquierdo donde no había ni un pase, y cerró la faena con unas trincherillas sublimes. Mató de una estocada y cortó una oreja, aunque se le pidieron las dos.
En el cuarto llegó lo mejor de la tarde. Con el capote Curro Díaz dejó momentos de calidad a la verónica, y con la muleta lo vió claro desde el primer momento. Cogió la franela y directamente se fue hasta donde se encontraba el de Luis Algarra para ponerse a torear dejando la tanda más rotunda y de más profundidad que hemos visto en la tarde. Fue una magnífica labor, faena compacta, de madurez, acertando siempre en las distancias y los tiempos. Cogió la muleta para torear directamente, en vertical y por abajo, con una belleza sobresaliente, y después siguiente las tandas con la derecha y la izquierda de muletazos de poder y por abajo, salpicados siempre de la estética y plasticidad que caracteriza a Curro Díaz. Tras la estocada, se llevó dos orejas incontestables.
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